Candy Doll es el nombre artístico de esta jovencita argentina. No hace falta ser un genio para intuir que una de las cosas que más le apasionan son los tatuajes. Dicen que las grandes fragancias vienen en frascos pequeños y eso es lo que sucede en el caso de Candy. Su timidez inicial y su aspecto inocente esconden una auténtica fascinación por el sexo. Por si esto fuera poco, la argentina no es exigente a la hora de elegir menú: tanto le da la carne como el pescado.